Ayer, durante una consulta de Revolución Solar, me preguntaron: «¿Me puedes decir si este año tendré el mal de ojo?».

“Bueno, sigamos por orden, así como ordenado es el cosmos”, fue mi respuesta.

Según la visión de la Antropología social y cultural, el «mal de ojo» es una forma de superstición, común a muchas culturas presentes y pasadas. Mis ancestras, en efecto, teniendo conocimientos sobre la curación y la alquimia, conocían bien el mal de ojo y los síntomas de quienes querían librarse de él. Las generaciones cambian y según mi visión, más cercana a la Física Cuántica, tener “miedo al mal de ojo” no es más que dejarse influenciar por las vibraciones y pensamientos de los demás. Es por tanto creer en el poder exterior y delegarlo.

Así pues – te estarás preguntando – ¿qué es lo que se puede ver a través de la Revolución Solar?

La Revolución Solar es la fotografía de los astros cuando el Sol regresa a su posición natal. En palabras simples, la Revolución Solar nos habla de un ciclo que se termina y de otro que empieza fuera y dentro de ti. Una “radiografía” que debe decodificarse para tomar conciencia de las oportunidades y los aprendizajes así como el soltar, el sembrar y el recoger durante tu año solar.

Quien ha explorado su mapa astral conmigo sabe que me encanta leer el cielo con los pies en el suelo. Te hago un ejemplo práctico. Si eres chef y tienes un gran potencial creativo, durante el año solar y por ende durante tu Revolución Solar, podrías tener experiencias que te permitan pasar del restaurante debajo de tu casa al paladar de todas las culturas del mundo. Si tú lo integras y tomas consciencia de lo que está ocurriendo, puedes pasar de “no sentirte a la altura de” a “ser capaz de”. Por lo tanto, el hecho de “dar voz” a tus potenciales, te permitirá manifestarte totalmente.

Habrás hecho un descubrimiento y, como siempre digo durante mis consultas, los grandes descubrimientos no vendrán sólo de la exploración de las estrellas, sino de la exploración del alma humana, de la que nadie encontrará nunca ni límites ni fronteras…